06-05-2025 - 10:00 -
Europa está atravesando su peor brote de fiebre aftosa desde el año 2001, según advirtió este lunes la FAO, que hizo un llamado urgente a los países afectados para reforzar los sistemas de detección temprana, bioseguridad y vacunación, con el fin de mitigar el impacto de la enfermedad.
“Los recientes brotes en Europa y la introducción de una cepa exótica del virus en Oriente Próximo subrayan la necesidad de una acción rápida y coordinada”, alertó el organismo en un comunicado.
La fiebre aftosa es una enfermedad viral altamente contagiosa que afecta a animales de pezuña hendida, como vacas, cerdos, ovejas y cabras. Aunque no representa un riesgo para la salud humana, sí compromete gravemente la producción ganadera, la seguridad alimentaria y el comercio internacional.
Este año, varios países europeos han registrado casos del virus. Alemania detectó un brote en enero que logró contener, mientras que en febrero se confirmaron focos en Hungría y, posteriormente, en Eslovaquia, donde la enfermedad continúa presente. Como consecuencia, el Reino Unido impuso restricciones a la importación de carne y productos lácteos desde países afectados, como Austria.
La FAO también expresó preocupación por la propagación del serotipo SAT1, considerado exótico en regiones como Oriente Medio y Eurasia Occidental. Este serotipo ya ha sido detectado en Irak, Bahréin y Kuwait, con un riesgo elevado de expansión a países vecinos. “La presencia de este serotipo en nuevas regiones podría tener consecuencias graves si no se toman medidas inmediatas”, subraya la FAO, que insta a los gobiernos a intensificar las campañas de concienciación dirigidas a agricultores y comunidades rurales.
Entre las recomendaciones del organismo figuran la separación de animales enfermos, el control del origen de los animales transportados, la limpieza rigurosa de instalaciones y vehículos, y la implementación de planes de vacunación y contingencia.
Aunque la fiebre aftosa rara vez causa la muerte en animales adultos, puede provocar fallos cardíacos fatales en los jóvenes y reducir drásticamente la producción de carne y leche, afectando a cientos de animales en regiones donde la enfermedad no es endémica o la vacunación es irregular.